Principios de Dublín

En el mundo existen instituciones que se especializan en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH). 

¿Qué es la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH)?

La GIRH se basa esencialmente en que los usos del agua son interdependientes, es decir, están relacionados al empleo de otros recursos y vinculados a las actividades sociales y económicas según la organización del territorio. Es por ello que deben ser coordinados en forma eficiente y equitativa. Según esta gestión, la solución a los problemas hídricos debe ser encarada en forma integral y de modo participativo con cada uno de los actores vinculados, los que deben ser reconocidos en el rol que cada uno cumple en la sociedad. Es un reto para las prácticas, actitudes y conocimientos profesionales convencionales, ya que confronta intereses sectoriales entrelazados y requiere que este recurso sea gestionado de modo holístico para beneficio de todos.

La Asociación Mundial para el Agua (GWP) es una red internacional abierta a todas las organizaciones relacionadas con el agua. Fue creada en 1996 y cuenta con aproximadamente 2.680 miembros institucionales en más de 165 países.

La GWP considera que un enfoque integrado de gestión de los recursos hídricos es el medio para garantizar la seguridad hídrica en el mundo. En este sentido, esta institución construyó sus principios en base a los resultados de la Conferencia Internacional Sobre Agua y Medio Ambiente de Dublín (Irlanda, 1992) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Rio de Janeiro en 1992).

  1. El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para mantener la vida, el desarrollo y el medio ambiente.

Dado que el agua es indispensable para la vida y el medio ambiente, la gestión eficaz de los recursos hídricos requiere un enfoque holístico que concilie el desarrollo económico y social y la protección de los ecosistemas naturales.

El ciclo hidrológico produce una cantidad de agua en un periodo determinado. Esa cantidad no puede ser alterada, pero su calidad sí, lo que genera una menor disponibilidad que puede afectar la prestación de servicios asociados. Este principio reconoce a la cuenca como unidad territorial de manejo donde los elementos agua y suelo guardan una estrecha relación.

Una gestión adecuada del recurso hídrico requiere de la regulación local, monitoreo, vigilancia y la protección de la calidad de las fuentes y sus caudales. También es preciso un control sobre el uso racional e integración de otros recursos tales como el suelo, la flora y la protección de áreas de recarga de los sistemas de agua. Todo esto implica, no sólo la creación de herramientas de planificación local para la protección de cuencas y micro-cuencas productoras de agua, sino también las reglas necesarias para la resolución de conflictos entre usuarios.

  1. El desarrollo y la gestión del agua deben estar basados en un enfoque participativo que involucre usuarios, planificadores y funcionarios de todos los niveles.

Los procesos de desarrollo y gestión se deben llevar a cabo mediante la coordinación y colaboración entre distintos sectores representativos de la sociedad, de manera que todas las partes involucradas tengan voz en la planificación y gestión del agua al mismo tiempo que se ejercite la transparencia en una propuesta local sostenible.

  1. La mujer desempeña un papel central en la provisión, manejo y protección del agua.

Este rol rara vez se ha reflejado en disposiciones institucionales para el desarrollo y la gestión de los recursos hídricos. La aceptación e implementación de este principio requiere políticas que aborden las necesidades específicas de la mujer y de aquellas condiciones que la preparen y empoderen para participar en todos los niveles de los programas de recursos hídricos.

  1. El agua posee un valor económico que debe ser reconocido.

Es esencial saber que el derecho fundamental de todo ser humano a tener acceso al agua pura y al saneamiento debe tener un precio asequible. El poco reconocimiento del valor económico del agua conduce al desperdicio y a la contaminación. La gestión del agua, en su dimensión de bien económico, es una herramienta para lograr un uso eficaz y equitativo y una forma de alentar la conservación y protección de los recursos hídricos.

Así, los recursos hídricos son entendidos como un componente integral de los ecosistemas, un recurso natural, pero también un bien social y económico.

Figura 12: Desafío de la GIRH

Fuente: Adaptado de Global Water Partnership, (2000).