Principales acuerdos internacionales sobre el agua

 Valoración del agua

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostiene que el agua es un recurso con múltiples facetas o dimensiones: económica, ambiental y social.

Para realizar una adecuada valoración de este recurso debemos considerar integralmente estas tres dimensiones, al mismo tiempo que propendemos a la sustentabilidad del sistema.

 

La dimensión económica del agua hace referencia directa a los usos, principalmente la oferta y demanda que hacen del recurso las actividades económicas tradicionales: agricultura, industria, minería y generación de energía.

FAO señala que el uso indiscriminado de este enfoque económico ha exagerado “la expresión monetaria del valor”. Es necesario tomar conciencia y considerar que el valor del agua no significa lo mismo que su precio. Valor, costo y precio son términos con significados muy distintos. Las reglas de mercado no pueden ser utilizadas para cotizar el agua, ya que en muchos casos esto ha ocasionado que poblaciones con menores recursos no puedan acceder a un bien fundamental para la vida, sobre todo, cuando este recurso es un derecho humano. Sin embargo, existen algunos instrumentos económicos, financieros y legales que son utilizados para la gestión del agua: las multas, ordenanzas y restricciones deben ser usadas como herramientas que faciliten y aseguren su uso y protección (Indij, 2007).          

Es habitual que la valoración económica del agua prevalezca sobre la ambiental y social. Para una adecuada gestión del recurso hídrico es necesario considerar de modo integrado esta triple dimensión básica, con el objeto de fomentar la conservación de su calidad y eficiencia en el uso.

El agua, considerada desde una dimensión ambiental, es el recurso responsable de mantener la biodiversidad y la integridad de los ecosistemas. Es fundamental tener en cuenta los múltiples servicios ambientales que el agua ofrece: regulación del clima, reciclado de nutrientes, hábitat de especies y producción de materias primas, entre otros.

Desde la dimensión social, el agua se considera como un recurso esencial para la satisfacción de las necesidades humanas individuales y colectivas más básicas. Se trata de un elemento vital que constituye un factor clave para generar o restringir el desarrollo social, cultural y económico de los territorios.