El agua y la biodiversidad

 

¿Qué es la biodiversidad?

La diversidad biológica o biodiversidad hace referencia a la amplia variedad de seres vivos: plantas, animales y microorganismos existentes sobre la Tierra. Estudia desde los niveles genéticos hasta los ecosistemas que habitan. La flora y fauna que observamos hoy es el resultado de miles de millones de años de evolución moldeada por procesos naturales. Son componentes de la red vital de la cual dependemos y somos parte.

Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica realizado por Naciones Unidas (CDB 1992):

Por "diversidad biológica" se entiende la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos de agua dulce. 

Los científicos reconocen que hay cerca de 13 millones de especies, aunque las estimaciones varían entre 3 y 100 millones.

La diversidad biológica incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie, los cromosomas, genes y el ADN, es decir, los componentes vitales que determinan la singularidad de cada individuo. También distingue entre las especies como tipos de avifauna y la variedad de ecosistemas como los que se dan en desiertos, bosques, humedales, montañas, lagos, océanos, ríos y ambientes agrícolas.

Desde que el ser humano comenzó a influir en los diferentes ambientes y las poblaciones ocuparon hábitats naturales, se evidencia que la biodiversidad tiende a disminuir.

Algunos conceptos y cifras para tener en cuenta

  • En cada ecosistema, los seres vivos forman una comunidad que interactúa no sólo entre sí, sino también con el aire, el agua y el suelo.
  • Esta combinación de formas de vida, sus interacciones mutuas y con el resto del entorno ha hecho de la Tierra un lugar habitable, único para los seres humanos.
  • La diversidad biológica ofrece un gran número de bienes y servicios que sustentan la vida.
    El consumo insostenible sigue y la demanda de recursos en todo el mundo excede la capacidad biológica de la Tierra en un 20%.
  • El 62% de agua dulce en el mundo recircula a través del suelo y la vegetación mediante procesos ecológicos.
  • Los ecosistemas forestales y de montaña son considerados importantes fuentes de recursos hídricos, ya que cuentan con grandes cantidades de agua dulce.
  • La eliminación y destrucción de los sistemas forestales montañosos aumenta la erosión y los riesgos relacionados con  desastres naturales río abajo.
  • La infraestructura natural ayuda a aumentar la resiliencia ante desastres como aludes, aluviones e inundaciones.
  • Los ecosistemas y los vegetales precisan agua para la captura y el almacenamiento del carbono y otros elementos que participan en este proceso.
  • Los humedales actúan como esponjas absorbiendo el exceso de agua en épocas de fuertes lluvias y mareas altas, mientras que luego los liberan, lentamente, durante los períodos secos. La pérdida de humedales aumenta los riesgos de inundaciones.

El estrecho vínculo entre el agua y la biodiversidad

El agua es imprescindible para sostener la biodiversidad, por lo tanto, su escasez significa la pérdida de especies y ambientes. Al mismo tiempo, la diversidad biológica es fundamental para mantener la calidad y cantidad de los suministros de agua. ¿De qué manera lo hace? Suma calidad. Con sus aportes de nutrientes, oxigenación y cantidad contribuye a equilibrar los procesos físicos del ciclo del agua, ya que con ecosistemas degradados, el ciclo del agua y los ciclos de carbono y nutrientes que dependen de éste, se alteran significativamente.

¿Cómo conservar la calidad del agua?

El agua es un recurso renovable, pero al mismo tiempo limitado, ya que se puede reciclar, pero no generar. Sufre una fuerte demanda causada por el constante crecimiento poblacional y la rápida urbanización. A esto se le suma el deterioro causado por la contaminación y el cambio climático.

Los ecosistemas acuáticos tienen la capacidad natural de recomponer sistemas degradados: especialmente el agua y el suelo. La pérdida de especies es un claro indicador de cambios irrecuperables en los ecosistemas. La detección temprana de problemas que puedan vulnerar los sistemas naturales es la mejor medida preventiva para mantener la calidad del agua.

Existen procesos internos, propios de la naturaleza, que pueden afectar a los ecosistemas. También hay intervenciones externas que degradan la calidad del agua. En ambos casos, el hombre puede involucrarse en forma positiva y aportar soluciones.

 

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Presiones y amenazas que sufren los ecosistemas de agua dulce

Los diversos usos y transformaciones humanas del medio ambiente terrestre y acuático pueden alterar, en muchos casos de forma irreversible, la integridad de los ecosistemas.

Tabla 2: Efectos de la actividad humana en el ambiente y los ecosistemas

ACTIVIDAD HUMANA EFECTO POTENCIAL FUNCIÓN EN PELIGRO
Crecimiento demográfico e incremento del consumo. Aumenta la extracción de agua y la extensión de tierras cultivadas mediante el drenaje de humedales. Prácticamente todas las funciones del ecosistema. Incluye las de hábitat, producción y regulación.
Desarrollo de infraestructura. La pérdida de integridad altera el ritmo y la cantidad de las corrientes fluviales, la temperatura del agua y el transporte de nutrientes y sedimentos. El relleno del delta bloquea las migraciones de peces. Cantidad y calidad del agua, hábitats, fertilidad de la llanura de inundación, pesquerías y economías del delta.
Conversión de tierras. Elimina componentes claves del entorno acuático, pérdida de funciones, integridad, hábitat y biodiversidad. Altera pautas de escurrimiento, inhibe la recarga natural y rellena de limo los cuerpos de agua. Control natural de inundaciones, hábitats para pesquerías y aves acuáticas, recreación, suministro, cantidad y calidad del agua.
Exceso de cosecha y explotación. Reduce los recursos vivos, las funciones del ecosistema y la biodiversidad (agotamiento de las aguas subterráneas y colapso de pesquerías). Producción de alimentos, suministro, calidad y cantidad de agua.
Introducción de especies exóticas. Competencia entre las especies introducidas y las autóctonas, alteración de la producción y el ciclo de nutrientes, causa de pérdida de biodiversidad entre las especies nativas. Producción de alimentos, hábitat de fauna y flora y actividades de recreación.
Descarga de contaminantes en tierra, aire o agua. La contaminación de cuerpos de agua altera la química y la ecología de ríos, lagos y humedales. Las emisiones de gas invernadero producen dramáticos cambios en los patrones de precipitación y escurrimiento. Suministro, cantidad y calidad de agua, hábitat y producción de alimentos. El cambio climático puede también repercutir sobre la energía hidráulica, la capacidad de dilución, el transporte y el control de inundaciones.

 Fuente: Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), International Union for Conservation of Nature (IUCN), (2000).

¿Por qué los ecosistemas son importantes para el desarrollo?

La región de América Latina y el Caribe (ALC) está bien dotada de agua dulce: el 30% de los recursos del planeta se encuentran en ella. Esta disponibilidad ha dado forma a la economía de la región y contribuye a la productividad agrícola y a las fuentes de energía. Aproximadamente el 65% de la electricidad generada en ALC proviene de energía hidroeléctrica. Más que en cualquier otra región del mundo.

Figura 5: Ecosistemas 

Fuente: Banco de imágenes del Departamento General de Irrigación.

Además, esta región posee complejos ecosistemas terrestres, costeros, marinos y de agua dulce que albergan una gran variedad de aves, mamíferos, plantas, anfibios y paisajes.

Algunos de los ecosistemas más ricos de la región son: la Amazonia, el Pantanal, el Chaco, el Cerrado, los Andes Tropicales, el Arrecife Mesoamericano, el Escudo Guyanés y el Gran Ecosistema Marino del Caribe.

Figura 6: Ecosistemas protegidos en América del Sur y el Caribe

  Fuente: Adaptación basada en la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Esta riqueza en biodiversidad y ecosistemas genera importantes beneficios para la vida humana como alimento, refugio, agua potable, aire puro, mitigación de inundaciones, control de enfermedades y plagas, paisajes deslumbrantes y lugares sagrados. Estos beneficios, también conocidos como servicios eco-sistémicos, respaldan directamente sectores como la agricultura, la pesca, la silvicultura y el turismo que, en conjunto, representan:

  • 15% del PBI de la región.

  • 17% de su fuerza laboral.

  • 50% de sus exportaciones totales.