Pronóstico de escurrimiento: ¿se puede estimar de cuánta agua dispondremos?

Para planificar y gestionar la distribución del agua es necesario contar con una estimación de la cantidad disponible para la temporada siguiente. Para ello, se realiza el “Pronóstico de escurrimientos de los principales ríos de Mendoza”. Este pronóstico se efectúa en forma periódica y se publica los primeros días del mes de octubre de cada año.

¿Cómo se realiza?

Es imprescindible conocer factores determinantes como la acumulación anual de nieve y la evolución climática.

El Pronóstico se realiza a través de detallados registros de acumulación nívea en alta montaña y del uso de herramientas estadísticas que involucran mediciones de aforos en ríos y embalses.

El período de lectura de acumulación nívea que se tiene en cuenta se extiende a lo largo de toda la temporada invernal de cada año (mayo/setiembre). El pronóstico se realiza para la temporada que se inicia el 1 de octubre de ese año y finaliza el 30 de setiembre del año siguiente.

Metodología

La predicción de los aportes de los ríos mendocinos se basa en una correlación múltiple de contenido de agua de la cobertura de nieve o Equivalente Agua Nieve (EAN) a fines del período invernal y antes que comience a fundir. Se trata de la altura de agua, en milímetros, que se obtendría si se derritiera por completo el manto de nieve sobre una superficie horizontal. También se toman en cuenta otros indicadores para determinar el estado actual de las cuencas y relacionarlas a sus condiciones pasadas. Este análisis permite pronosticar con antelación el derrame esperable para la temporada en curso.

Es importante tener en cuenta que la gestión del recurso hídrico maneja períodos denominados “años hidrológicos” que difieren del “año calendario” (enero/diciembre) de acuerdo a la finalidad de los estudios o tareas que se deben realizar.

Cuando se estudia la estadística general de un río se define el año hidrológico entre los meses de caudales bajos históricos, por lo tanto, para ríos de montaña como los de Mendoza el año hidrológico está definido entre julio de un año y junio del año siguiente.

Por otro lado, cuando es necesario planificar como van a ser los riegos que se desarrollarán en los próximos 12 meses sobre una cierta zona, es necesario “pronosticar” qué caudales pueden bajar por los ríos y cómo van a llenarse/vaciarse los embalses. Como en nuestros ríos estos caudales dependen casi exclusivamente de la nieve que cae cada año en la cuenca, es necesario esperar que precipite toda la nieve en un invierno para saber cuánta agua hay disponible para regar. Debido a que las nevadas finalizan generalmente a principios de setiembre, el año hidrológico para la planificación y gestión abarca el período de 12 meses entre octubre de un año y setiembre del siguiente.